El festival Inundart suele ubicar las instalaciones artísticas en la Rambla de la Libertat de Girona. Sin embargo, al lado de esta emblemática calle encontramos la plaça les Voltes d’en Rosés. Enfrente de la churrería de este rincón pintoresco del Barri Vell, se puede visitar cada año una obra distinta. En la presente edición del certamen se vio Paraules de Barri de Jeremiah Baudrie en colaboración con el Bòlit, Centre d’Art Contemporani. La pieza artística consiste en representar una vivienda del casco antiguo gerundense a través de lonas de papel y cartón con mensajes escritos. Las lonas forman un cuadrado. En su interior hay sillas y una mesa con un cartel que anima a los visitantes a participar. Esta instalación no es de un único autor. Es una cocreación colaborativa donde todos y todas pudimos participar.
Las palabras, frases y mensajes plasmados por diferentes personas son un grito en contra de la gentrificación de Barri Vell. Hay llamadas a detener los pisos turísticos, la salida de vecinos de toda la vida, el precio del alquiler o a incidir en las políticas que han llevado a cabo esta realidad. La mayoría de palabras están escritas de color blanco sobre un fondo negro. De esta manera, se enfatizan las reivindicaciones. Estas, a su vez, van acompañadas de huellas de zapatos. Dicha imagen cobra fuerza porque representa las pisadas de la gente del Barri Vell de Girona. No solo está representada su voz sino también su marca.
Visualmente, esta instalación es poderosa debido al contraste entre blanco y negro y, en mayor medida, al grito contra la gentrificación. Un barrio se define por la comunidad de personas que lo habitan. Si las políticas inmobiliarias ahogan a los ciudadanos de a pie que llevan allí décadas, estos se van a otra parte. Los que lleguen nuevos, en su mayoría, viven allí de forma estacional. No echan raíces. Sin ellas no pueden crecer las ramas del mañana. Las que florezcan en nuevos lazos entre vecinos, comunidades, establecimientos de proximidad o familias que, con o sin hijos, hagan vida de barrio. Toda esta reflexión surge de la invitación del artista y las personas anónimas que han colaborado en esta pieza artística. Basta ya de despersonalizar espacios urbanos como el Barri Vell.