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Inundart: Que se la mengin els coloms (i la portin a casa) 

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inundartInundart comprende propuestas sensoriales. Una de las más únicas es Que se la mengin els coloms (i se la portin a casa) de Glòria Granell. Esta actividad es un story walk. Es decir, un recorrido por las calles de Girona siguiendo las instrucciones de una audición. Dicha pista sonora se tiene que descargar previamente en la página web del evento. Está disponible en castellano, catalán e inglés. Así mismo, la nota informativa sobre esta aventura nos recomienda llevar encima una cajita metálica y migas de pan para las palomas. Una vez descargado de forma gratuita el audio, nos convertimos en protagonistas de la historia que vamos a escuchar.

El punto de partida de nuestro viaje es el número 5 de la calle Bonaventura Carreras i Peralta. Nos colocamos auriculares conectados a nuestro teléfono móvil y pulsamos el play. Empieza la historia. En el relato auditivo conoceremos a tres personajes. Abel, Rosalía y el narrador. Este último nos hará de guía. Cada parte de la historia transcurre en un lugar del casco antiguo gerundense. El espacio moldea la trama. Tenemos aproximadamente treinta minutos para experimentar esta experiencia. El trayecto pasa por la catedral, la plaça dels Lledoners y el Mirador del carrer les dones, entre otros espacios. El día elegido por un servidor para probar esta narración caminante es un domingo al mediodía. Hace calor y los turistas abundan por todas partes. La trama ocurre durante la pandemia de la covid-19.

Abel está dando un paseo hacia la catedral cuando Rosalía lo llama por teléfono para comentarle que ha encontrado su número en la agenda de una difunta que había sido clienta suya en la funeraria donde trabaja. Dado que se trata de un asunto extraoficial, Rosalía le pide discreción a su interlocutor. Él le promete que no dirá nada. La historia se traslada frente a la escalinata de la catedral de Girona. La agenda pertenecía a Esmeralda Bonfill. Conforme avanza la conversación, se descubre que es la madre biológica de Abel que lo abandonó de niño. A los pies de la escalinata de la catedral, Rosalía le cuenta a Abel que su madre ha fallecido y ha sido incinerada. Sus cenizas descansan en el despacho de Rosalía. Abel, sorprendido, le comenta a Rosalía que, si no le importa, le dé esa noticia después de subir por las escaleras de la catedral. Ella acepta y lo hace. Nosotros también. Desde la fachada de la catedral observamos su magnificencia. Nos ponemos en la piel de Abel. Intentamos sentir su dolor, compartir su duelo. Cientos de personas durante el inicio de la pandemia no pudieron despedirse adecuadamente de sus seres queridos. Abel tampoco. Los muertos se acumularon en lugares inhóspitos como si de trastos viejos se tratara. Esta historia cavila sobre cómo se gestionaron estas defunciones masivas. Lee el resto de esta entrada

Inundart: Espai Kümedungu

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inundartUna de las propuestas de Inundart son los recorridos sensitivos. La compañía Teatro de los Sentidos genera un espacio espiritual en plena Rambla de la Llibertat llamado Espai Kümedungu. Con tan solo cinco minutos de duración, el visitante viaja dentro y fuera de sí mismo. Todos los integrantes de la compañía que participan en la performance van vestidos de blanco. El color de la pureza. Algunos tocan un instrumento de percusión y todos hablan con voz suave y dulce. Todo ello nos ayuda a sumergirnos en este trayecto místico. El itinerario empieza dando un paseo con un hombre que toca un terré a ritmo pausado. Nos anima a pensar en un sueño. No un sueño cualquier. Uno que deseemos de verdad.

Después, cogemos un objeto rectangular con un marco de madera, gruesas cuerdas blancas y una hendidura cuadrada en el centro. Lo sostenemos en una mano y la otra se la damos a nuestro guía. Seguimos caminando a paso lento. Nos detenemos ante un árbol. El hombre que nos acompaña en este tramo del camino nos dice que hay que fijarse en lo pequeño y después en lo grande. Nos dejamos llevar. El recorrido continúa hacia el interior de una tienda india blanca. Dentro nos espera un hombre y una mujer. Nos invitan a cerrar los ojos. Empieza un nuevo viaje por los sentidos. Una serie de instrumentos musicales inundan nuestro cuerpo. Empieza un ritual de purificación a través de los sonidos. Estos alejan el mal de nosotros. Nos inundan de paz interior.

La música cesa. Seguimos con los ojos cerrados. Tenemos a un nuevo guía. Con una mano en su hombro nos lleva a un taburete al lado del río. El agua fluye. El murmullo de la calle parece un eco lejano. Abrimos los ojos. El hombre nos da una maceta que cabe en la palma de la mano. Recoge tierra que siembra y la deposita en la macetita. Nos invita a hacer lo mismo. Repetimos la acción hasta casi llenar el pequeño recipiente. Él coge una semilla y la entierra bien adentro. Nos comenta que es la semilla de la esperanza. Por último, nos conduce a otro taburete. Allí nos da papel y un lápiz. Otros participantes llegan en silencio. Algunos dibujan, otros escribimos. Finaliza el viaje. Hemos cambiado. Nuestra mente,  cuerpo y espíritu están en harmonía. Lee el resto de esta entrada

Inundart 2022: Ambulantis

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inundartLa XVIII Inundart, muestra de arte contemporáneo con todos los sentidos, regresa a Girona con propuestas sensitivas que transforman a los visitantes. El certamen celebra su presente edición en dos etapas. La primera se celebró del 3 al 5 de junio y la segunda abarcará el mes de junio y julio. El 4 y el 5 de junio me sumergí en algunos viajes por los sentidos. Te despiertan el gusto, el tacto, el oído, la vista y el olfato. Te cambian. Este texto inicia una serie de publicaciones sobre algunos de los recorridos sensitivos que se realizaron el primer fin de semana de junio. Ambulantis de compañía Ambulantis, Nine de Virginie Laidin, Stymphalian Birds de Audrey Briot, ¡Asalto al paraíso! de la compañía Misstwo Mystic, Espai Kümedungu de Teatro de los sentidos, ORDIT de Bayona Studio (Xevi Bayona I Cristina Montero) amb MID STUDIO i Emi Martínez y Que se la mengin els coloms (i la portin a casa) de Glòria Granell. Acompañadme a redescubrir nuestros sentidos.

La primera parada del recorrido es Ambulantis. Esta pieza teatral está realizada por la compañía de nombre homónimo a la obra. La representación teatral toma como escenario el refugio antiaéreo del Jardí de la Infància de la capital gerundense. Las funciones acogen un público reducido. Cuatro personas. Cada quince minutos empieza el viaje un nuevo grupo de espectadores que experimentan una experiencia sensitiva. Todo empieza con un descenso en la oscuridad. El frío del subsuelo contrasta con la canícula preestival. Los ojos, poco a poco, se acostumbran a la penumbra de túneles y galerías diversas. Unas tímidas velas en el pasillo y los intérpretes que participan en la sesión de turno nos guían en un viaje a lo desconocido.

Cuatro extraños o no comparten una vivencia de esas que atesoramos para toda la vida. La vista descansa. El tacto dirige el camino hacia una sala que el personaje interpretado por Magdalena Staniewicz nos revela de entre las sombras. Llegamos a una sala llena de equipaje y un mapamundi. La actriz representa su rol sin palabras. Sus gestos nos transmiten una historia. Ella acaricia las maletas, saca una toalla y le realiza pequeños dobleces. Después, araña el suelo con la yema de sus dedos. Está conversando con la tierra. Nuestra guía se levanta y nos invita a continuar el camino. Nos esperan más sorpresas. Lee el resto de esta entrada

Smallville en 20 frases

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0Smallville (The WB – The CW, 2001 – 2011) cumple este 16 de octubre veinte años desde su primera emisión. Esta serie se presentó como las mocedades de Superman. Mostró una historia centrada en el recorrido vital de Clark Kent desde que aterrizó en los campos de maíz de Smallville hasta que se convirtió en el Hombre de Acero. Las primeras cuatro temporadas se centraron en su etapa en el instituto. Esta parte de esta ficción televisiva bebe mucho de los seriales de adolescentes. A esto se le suma la ciencia ficción con el villano de la semana. Dichos antagonistas eran jóvenes con súper poderes debido a la radiación de la kryptonita en sus cuerpos cuando sucedió la lluvia de meteoritos kryptonianos. Poco a poco, se fueron introduciendo personajes que aparecen en los cómics del Hombre del Mañana. Más allá de hasta qué punto esta adaptación es más o menos fiel a las viñetas de DC Comics, contemplamos el viaje iniciático del héroe.

Uno de los puntos fuertes de Smallville fue conectar la búsqueda identitaria de Clark con la que muchos adolescentes nos topamos en este período de la vida. Dejando de lado sus habilidades, él es un chico que busca su lugar en el mundo. Cuida de sus padres, se enamora, tiene amigos, dudas sobre su futuro y, temporada a temporada, madura. Tiene altibajos, pero avanza hacia el destino que lo sabios con los que se topa le repiten una y otra vez. Lo consigue a su manera. Comete sus propios errores, ama, odia, se cuestiona quién es y quién quiere ser. El proceso de crecimiento personal representa la esencia de la serie.

Al conectar esta historia con miles de chicos y chicas en el mundo, abrió una vía para que The CW apostara por propuestas de índole heroica salidas de las viñetas de DC Comics como se explicó en Smallville: la predecesora del Arrowverso. Dos décadas después, vivimos la edad dorada de los superhéroes en las ficciones televisivas que, en su mayoría, van emigrando hacia las plataformas. Esta narración serial y lo que significó para muchos espectadores ha contribuido a la realidad que nos rodea en las pantallas. Vamos a ponernos el anillo de la Legión de Superhéroes para viajar en el tiempo hacia Smallville en veinte frases. Lee el resto de esta entrada

La última morada de Walter Benjamin

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Un final para Benjamin Walter (Álex Chico, Candaya, 2017, Avinyonet del Penedès) responde a la pregunta de qué supuso Portbou como la última morada de Walter Benjamin. A raíz de la investigación que realiza el autor sobre esta cuestión se indaga en el papel que tuvo el último pueblo español anexado a una estación ferroviaria descomunal por la que transitaron miles de viajeros antes del cierre de la aduana entre España y Francia que se dio con la aplicación del tratado de Maastricht. Un municipio cuyo censo va descendiendo desde entonces a la vez que lo hace su memoria histórica, ya que esta localidad costera supuso la vía de escape de incontables exiliados que huyeron de la Guerra Civil Española y posterior dictadura en busca de un refugio en Europa. Esta obra de Chico, que él denomina novela ensayo ficción, parte de hallar respuestas a la intriga que encierra la muerte de Benjamin y, conforme crecen las preguntas con el avance de la investigación, esta exploración por un pueblo que se va marchitando llevan a retratar sus ausencias, su desmemoria, los pocos testimonios de aquella época y el sentido mismo de la escritura. En la Historia hay vacíos que tal vez nunca se llenen. Sin embargo, esta falta de información no nos impide que algunas preguntas sigan resonando como un eco que nunca cesa.

Portbou se dibuja en la geografía ibérica como la frontera entre dos países, un municipio situado a las faldas de los Pirineos y el mar Mediterráneo donde se alza una estación de ferrocarril colosal por la que en la actualidad apenas pasan convoyes de pasajeros. En este espacio fronterizo murió Benjamin por causas que aún no se han esclarecido. Chico, con gran acierto, observa que esta urbe podría ser tanto un pueblo creado alrededor de una estación de tren o a la inversa. La bóveda de hierro forjado unida a una amplia playa de vías invita a realizarse esta pregunta. El municipio en el que Benjamin se refugió de la guerra que azotaba Europa dista del que setenta y cuatros años después conoce Chico.

En el texto se incide en este contraste a la vez que se inspeccionan los vestigios del pasado fronterizo. Aduanas abandonadas, edificios que ya no existen y un olvido voluntario del paso de Benjamin por la localidad. El memorial Passages del escultor Dani Karavan rinde homenaje Benjamin a través de una escalera esculpida en la roca que termina en un peñasco que da al mar. Una mirada al abismo. El abandono que remarca Chico en esta localidad ampurdanesa se refleja en el decrecimiento de la población, en la falta de espacios dedicados a la memoria histórica y en unas vías de tren que cada vez se usan menos. Según las visitas del autor al pueblo, el silencio va inundando las calles de Portbou año tras año. Estos mismos rasgos los encuentra el autor en Cerbère, localidad francesa situada al otro lado de los Pirineos. Estos lugares fronterizos son uno el espejo del otro. Lee el resto de esta entrada

Colonizando Marte

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The Martian Chronicles (Doubleday, New York, 1950) es un compendio de veintiséis relatos de Ray Bradbury sobre la colonización terrícola en Marte, las causas, las consecuencias y las reacciones de los colonos con el planeta rojo y sus habitantes. En clave de cuentos de ciencia ficción, se muestran pequeñas historias que abarcan desde 1999 hasta 2046 que, a su vez, ahondan en el racismo, la soledad, la Historia, la literatura o la emigración dentro de un contexto de viajes del tercer al cuatro planeta del sistema solar que bien podría aplicarse a experiencias vitales terráqueas. Esta antología de narrativa breve cuestiona también la capacidad del ser humano de apropiarse de una tierra ajena, moldearla a su imagen y semejanza debido a que algunos terrícolas creen que en el nuevo mundo todo está por hacer.

Las primeras expediciones terrícolas a Marte fueron asesinadas por marcianos que, al no comprender al diferente, optaron por acabar con una posible amenaza que pueda llevarlos a la extinción como puede ver en «Agosto de 1999: los hombres de la Tierra» y «Abril del 2000: la tercera expedición». Pese a ello, los humanos continuaron llegando hasta que los pobladores de Marte fallecieron en masa debido a la varicela exportada por los colonos. La falta de comunicación entre ambas especies es constante en toda la obra. Unos y otros usan la violencia para persuadir al otro, fracasan al dialogar entre ellos y finalmente los invasores de La Tierra acaban asentándose en el cuarto planeta del Sistema Solar. Este comportamiento entre nativos y colonos es una forma más de racismo que se plasma en estos textos. Asimismo, en «Junio de 2003: un camino a través del aire» se ve la xenofobia que aun hoy en día asola gran parte de los Estados Unidos entre los estadounidenses de origen europeo y los de origen africano. Estos últimos ven en el nuevo mundo una oportunidad para liberarse de las cadenas de la discriminación a las que les someten las miradas de hombres como Samuel Teece. Huir de un clima opresivo es una de las grandes motivaciones que lleva a muchos humanos a salir del planeta azul.

Como refleja este compendio de relatos, los afroamericanos no son los únicos que rechazan el sistema que gobierna La Tierra. La constante amenaza de una guerra atómica, la censura imperante en la literatura con la quema selectiva de libros que no se ajustan al régimen llevan a miles de humanos a emigrar a Marte para construir una sociedad mejor alejada de los errores que carga la de su planeta natal, ya que tienen claro que no deben repetir las mismas malas decisiones que ahogan a la población terrestre. Ese intento de crear un mundo mejor está más presente en los primeros colonos que se dedicaron a poblar de vegetación el planeta rojo como realiza Benjamin Discroll en «Diciembre de 2001: la mañana verde» o tomar caminos más drásticos como los que ejecuta William Stendahl en «Abril de 2005: Usher II». Esta historia, además de repudiar la censura literaria, rinde homenaje a los cuentos de Edgar Allan Poe, especialmente al de «La caída de la casa Usher». El detallismo con que Stendahl reproduce el hogar de los Usher imitando el texto de Allan Poe denota la admiración de Bradbury por el autor bostoniano. Lee el resto de esta entrada

Cartografía de las librerías

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Librerías (Jorge Carrión, Anagrama, Barcelona, 2013) propone un viaje por las librerías del mundo, pasadas y presentes; por los libros que zarpan de las estanterías a las manos de los lectores y por la forma en la que los libreros transforman este espacio de tránsito de textos. En las paradas que el autor realiza por el globo terráqueo abundan reflexiones sobre el concepto de librería a lo largo de la Historia, la función de refugio de algunas de ellas y compara los tres tipos de estos establecimientos que podemos hallar por las calles de la ciudad que se podrían agrupar en librería singular, virtual o rincón de una franquicia. Resiguiendo los pasos del autor entre las páginas de este ensayo, nos adentramos en un mar de librerías.

El recorrido geográfico y temporal por las librerías que Carrión recalca en la obra se inicia en Atenas. La capital de Grecia, ubicada en la periferia de Europa y a las puertas de Asia, funciona como puente entre Occidente y Oriente, entre el alfabeto latino y otros alfabetos. Este inicio del trayecto incluye una primera definición de librería como lugar líquido y transitorio por el que van y vienen libros, lo cual contrasta con la solidez y longevidad de una biblioteca. A su paso por las librerías de Estados Unidos, se reflexiona sobre la similitud de este establecimiento con un hotel debido a la condición de punto por el que los viajeros, al igual que los libros, entran y salen en un flujo constante. Durante la estancia de los visitantes en estos edificios, se refugian en ellos. En las librerías, este abrigo da pie a actividades culturales que enriquecen la estancia de los visitantes de estos espacios.

Dentro del mosaico de librerías alrededor del mundo que plantea el autor, cobra especial interés el espíritu bohemio del Paris de inicios del siglo XX con la creación de las librerías La Maison des Amis des Livres (1915 – 1955) y Shakespeare and Company (1919 – 1941). Estos dos establecimientos, situados en la Rue de l’Odéon de la capital francesa una junto a la otra, se convirtieron en el foco central del ámbito intelectual de la Ciudad de la Luz debido a las conferencias y tertulias que en ellas se daban; la convivencia entre textos modernos, clásicos y prohibidos y a la afluencia de escritores que hallaban en las paredes de estos espacios un cobijo en la denominada República Mundial de las Letras que supuso Paris a inicios del siglo pasado. Al otro lado del Atlántico décadas después, el eco de estos establecimientos franceses llegó a Estados Unidos con la inauguración de librerías como City Lights (San Francisco, 1953) o Gotham Book Markt (1920 – 2007), entre otras, que atrajeron a autores del movimiento beat y beatnik.

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Paisajes urbanos

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Fantasmas de la ciudad (Candaya, 2018, Avinyonet del Penedès), primer libro de cuentos de Aitor Romero Ortega (Barcelona, 1985), está compuesto por ocho relatos que nos transportan a no lugares de ciudades retratadas por viajeros que quedan atrapados en ellas, huyen de sí mismos o deambulan por paisajes urbanos en busca de una historia que transformar en texto. Barcelona, Roma o Bosnia contemplan las idas y venidas de estos personajes que se pierden por los recovecos de sus edificios. Asimismo, deambular por la calle supone, en ocasiones, una experiencia que va moldeando su identidad.

El viaje se perfila como un elemento transformador del individuo que al transitar de un lugar a otro cambia. Pisar ciudades desconocidas reconforta a algunos viajeros que huyen de sí mismos o que necesitan evadirse de su cotidianeidad en busca de la calma de lugares en los que sean invisibles sin pasado ni historia. Este es el caso de Naima, protagonista de un relato de título homónimo, que se desplaza de un punto a otro del globo terráqueo. Estar en constante movimiento dibuja en ella una identidad a la deriva. En el otro extremo se halla la voz narrativa de «El aeropuerto del sur» que se queda atrapado junto a unos desconocidos en un aeropuerto, esperando durante días un vuelo con retraso. El aislamiento de en este no lugar muta al personaje, ya que el espacio adapta la rutina del grupo mientras dura su estancia en este emplazamiento.

La memoria de las ciudades la construye la mirada de las personas que la habitan, que la visitan y que comparan el entramado urbano del pasado con el del presente. Ningún recoveco de una urbe permanece intacto. Reformas urbanísticas, incidentes, guerras o la dejadez de algunos edificios configura la piel urbana por la que las personas paseamos como parte de nuestra cotidianeidad o como observadores externos. La transformación de una metrópoli industrial en una atracción turística se contempla en «La colmena», relato centrado en la vida de Agustí Figueras, alias El Kubalita, quien fue famoso por ser el hijo de un jugador del Barça. Este personaje habita en uno de los pisos de un edificio de grandes dimensiones, que da título al texto, situado en la periferia de la Ciudad Condal. Su vida sirve como metáfora de cómo cambia el eje que mueve esta localidad. De un pasado industrial donde Kubalita era conocido por ser el hijo de un deportista se pasa a un presente en el que él es uno de tantos suvenires que devora el turismo. En «Puentes de Bosnia», en cambio, se yuxtapone la mirada presente y pasada que contempla una pareja ante un puente destruido durante la guerra de Yugoslavia que se reconstruyó tras esta. Uno admira lo nuevo mientras que el otro se fascina por las ruinas del pasado.

La búsqueda de la palabra exacta y de la historia viva lleva, en ocasiones, a respirar el aire de la calle, desconectar y perderse entre los recovecos de una ciudad sin rumbo fijo ni por un tiempo determinado. La simple acción de deambular por la acera, mezclado entre los transeúntes o a solas con los edificios puede despertar el hambre por escribir. En «Hotel Torino», Unai Gurerrero narra cómo durante su estancia en el hotel que nombra este cuento situado en Roma decide redactar un escrito. Antes de decidirse, se pierde entre la periferia de la Ciudad Eterna, la memoria de su padre recién fallecido y el hecho de que Cesare Pavese se suicidara en aquel recinto hotelero. Estos elementos encienden la llama que lo empuja a contar una historia. El narrador de «Fantasmas de la ciudad» pasa por un bloqueo similar que se rompe gracias a una conversación de bar. En ambos casos, los espectros urbanos que aparecen por el camino de estos personajes animan con su presencia a que la palabra escrita siga su curso. Lee el resto de esta entrada

Doce meses, doce relatos

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El otro lado de las cosas que ocurren bajo el cielo de París (La isla de Siltolá, Sevilla, 2018) es la nueva obra de Fernando Travesí (Segovia, 1971) que se detiene en la geografía humana de la capital francesa con un relato por cada mes del año. En este repaso mensual se muestra la cotidianeidad de personajes que afrontan con resignación la realidad o la adaptan a sus deseos. Los rincones de la ciudad del amor que aparecen en las doce historias que configuran esta obra se alejan de puntos de interés turístico. En su lugar, surgen espacios comunes para los parisinos como el metro, la calle o el trabajo. Tedio, resignación e impotencia inundan las páginas de estos textos que se enfatizan según la parte del año en el que el autor los ubica.

Somos rutina. Desde que abrimos los ojos hasta que los cerramos para dormir nos encasillamos en una serie de rituales con alguna que otra variable. La sucesión de acciones programadas en nuestro cerebro para ejecutarse en un orden y duración concretos inunda de hastío a los protagonistas de «Marzo: tribulaciones de un hombre moderno» y «Diciembre: bien lo sabe bien». La elección de estos dos meses para reflejar el tedio que produce la cotidianeidad no parece azarosa, debido a que estas fechas marcan el inicio de la primavera y el final del año.  Es decir, tiempos favorables a la ruptura de rutinas que no se dan en estos escritos. Por ello, la extensión de los actos que arrastran estos personajes se enfatiza más, si cabe, en estos dos meses.

En el transcurso de esa cotidianeidad da tiempo para evadirse de ella o mirar con otros ojos el mundo que nos rodea. La otra realidad que surge en la mente de los personajes emerge paralela a la real para acabar o no fundiéndose ambas en el relato. El contraste entre las dos enciende la luz de la denuncia social ante ciertos sucesos que conviven entre las calles de París y entre el suelo por el que paseamos estemos donde estemos. Las reacciones ante el llanto en «Mayo: unas flores azules» o el sueño de una prostituta por ser princesa del corazón en «Diciembre: bien lo sabe bien» conforman un grado de imaginación nacido de pequeños detalles que acaban siendo el centro de gravedad de estos cuentos. En cambio, «Julio: la doble vida de un día cualquiera» y «Agosto: utopías» reflejan la visión que pudo haberse formado alrededor de estas historias que enfocan un mundo mejor que existe al otro lado del espejo.

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The Leftovers: creer para darle sentido a la vida

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The Leftovers (Tom Perrotta y Damon Lindelof, HBO, 2014 – 2017), adaptación de la novela de título homónimo de Tom Perrotta, presenta las reacciones de la gente ante la repentina desaparición de 140 millones de personas el 14 de octubre de 2011 en todo el mundo. Las creencias religiosas, viejas y nuevas, se convierten en cobijo ante la inexplicable de esta tragedia global. Durante los veintiocho episodios que componen esta serie todos los personajes buscan creer en algo para darle sentido a la vida que sigue después de la llamada Ascensión de los seres queridos que se marcharon hacia alguna parte. Cada individuo que se va conociendo a lo largo de la trama toma un camino espiritual que le ayude a digerir lo sucedido. Por su parte, Kevin Garvey, que ejerce de jefe de policía, se centra en el trabajo sin decantarse por las innumerables agrupaciones religiosas que le rodean. Él atestigua distintas respuestas religiosas surgidas después de aquel incomprensible día. Ninguna de ellas le seduce. Tras un largo viaje, comprende qué creencia le da sentido a su existencia.

En la población ficticia de Mapleton, donde los Garvey residen en la primera temporada de esta ficción televisiva, se observan las trifulcas entre la secta Remanente Culpable y el cristianismo. Debido a su labor para con la sociedad, Kevin lidia con los problemas que causa este grupo de individuos que afrontan la nueva realidad fumando, vistiendo de blanco, en silencio y realizando perfomances que alternan al resto de la comunidad. Kevin, ante las trifulcas causadas por la secta, intenta calmar las aguas sin éxito. Las creencias de esta gente no las comparte incluso después de que el fantasma de Patricia Levin, líder de este culto en Mapleton, se le aparezca en visiones estando despierto para que el jefe de policía vea el mundo como ella. La relación entre ambos personajes solo provoca inestabilidad emocional en Garvey que teme enloquecer como su padre. Para los miembros de la agrupación blanca, seguir la fe de esta secta basada en deshacerse de todo lo relativo a su vida anterior, fumar, vestir de blanco y no hablar les apacigua la incertidumbre que nace tras la Ascensión. En cambio, Kevin es agnóstico ante este lavado de cerebros.

En el camino que le conduce hacia el descubrimiento de una creencia vital pasa por el municipio de Jarden. Este lugar es el único en el que nadie se desvaneció el 14 de octubre de 2011. Ante este milagro sus habitantes y los viajeros que se aproximan a la localidad texana poseen una fe ciega en que este punto del planeta sea un locus amoenus que les proteja del mal abrazando la religión sin ninguna duda en sus corazones. Un amigo de Kevin, Matt Jamison, encaja a la perfección con el ambiente espiritual de este pueblo, ya que él está convencido de que el cristianismo que profesa, como sacerdote y creyente, salvará a su esposa paralitica, lo cual acaba ocurriendo. Tanto en Mapleton como en Jarden, la devoción de este personaje extraña a Kevin sin que le incomode hasta que al final de la segunda temporada él muere y resucita sin entenderlo. Esta singularidad provoca que Matt vea en su amigo un nuevo Jesucristo, lo cual no comparte con Kevin quien ve en su resurrección un hecho inexplicable que no lo acerca a ningún credo. En apariencia, él acepta los hechos de la misma forma que la Ascensión. Sin abrazar ninguna fe y continuando su labor de policía como siempre ha hecho. En cambio, en sus momentos de soledad intenta suicidarse porque se niega a creer que por algún motivo místico no pueda morir como cualquier persona. La resurrección no puede definir su existencia. Esta idea le obsesiona llevándolo a Australia con su padre que cree que en el séptimo aniversario de la Ascensión se repetirá la tragedia si su hijo no lo evita muriendo y regresando con los vivos.

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