El efecto único en los cuentos de Pardo Bazán, Clarín y Picón (I)

Estándar

En la presente serie de artículos se analizará el efecto único en el primer volumen de cuentos de Emilia Pardo Bazán, Leopoldo Alas «Clarín» y Jacinto Octavio Picón. Por ello, se comentarán las características del relato así como del cuento literario. A su vez, se hará hincapié en el concepto de efecto único. Al tratar cada autor se estudiará cómo emplea el efecto de impresión a lo largo de los textos seleccionados. En la última entrega de esta cadena de artículos se hará un estudio comparativo entre los tres autores para comprobar cuál de ellos trabajó mejor el efecto único.

El cuento suele partir de una anécdota. Este tipo de escrito breve se caracteriza por su extensión, ya que ésta oscila entre las cuatro y las cincuenta páginas. Si se supera esta paginación, se suele hablar de cuento largo o novela corta. No obstante, estas pautas son orientativas, puesto que no todos los cuentistas las siguen con exactitud. Este género literario suele presentar una acción que transcurre en un solo espacio narrativo. Respecto a la unidad de tiempo, los hechos narrados suceden en cortos períodos de tiempo. Aun así, es común el uso de elipsis temporales, analepsis o prolepsis en un relato breve. Por otro lado, el cuento no ofrece una amplia gama de personajes ni se indaga en su psique como sucede en las novelas, lo cual se refleja en el hecho de que algunos cuentistas optan por no otorgarles nombre alguno. A su vez, el relato gira en torno a un protagonista, ya que los personajes secundarios suelen funcionar como personaje auxiliador, coral o narratario. Otro rasgo interesante del cuento es el efecto único.

Un buen cuentista sabe captar la atención del lector mediante una historia intensa, breve y con efecto único. Este último aspecto acerca el cuento a la poesía, ya que la lírica también posee cierto efecto de impresión. Este efecto solo lo consigue plasmar el buen cuentista. Para ello, es imprescindible que un escritor lo desmigaje a lo largo de la trama. El autor da pistas que el lector puede unir para seguir el hilo narrativo. De este modo, se conforma el efecto de impresión que impregna al cuento. El efecto único puede basarse en una idea, un objeto – símbolo o una sensación. Por otro lado, el principio y el final de un relato breve son cruciales para establecer si en él se produce el efecto único. Por ello, el primer párrafo determina el rumbo del relato.

Si el cuentista refleja la esencia del relato en su inicio, el lector mostrará interés por lo que lee. Por tanto, las primeras líneas deben alejarse de ofrecer información innecesaria, ya que esta aburriría al lector. Por ejemplo, un buen cuentista retomará durante el relato la información presente al principio de su relato. De este modo, el lector, al avanzar en la lectura, reconocerá elementos que le recuerden a lo ya leído. Un recurso para conseguirlo es el empleo de palabras relacionadas semánticamente. Tras captar su atención con las primeras líneas, un buen escritor de cuentos debe dosificar el efecto único a lo largo de su relato. De este modo, al avanzar la lectura se pueden retomar ideas ya dadas a través de una palabra o una frase manteniendo así la expectación generada. Aun así, ésta debe concluir con un final que cierre el relato y que, a su vez, retome ese efecto único que ha sabido tejer el cuentista.

Un ejemplo de ello, se puede ver en «Boda deshecha» de Jacinto Octavio Picón donde el autor da una serie de términos relacionados con el frío: escarchas, ropajes blancos, frío, nieva, copos, blanca, nieve, inmóvil, fisonomía indiferente, esquiva y fría. Estos vocablos distribuidos en el relato configuran la idea del frío. Asimismo, el efecto único que se impregnará en el lector será la frialdad de la marquesa de Valplata al no ofrecerle limosna a una mendiga congelándose ante el frío exterior. Dicha frialdad es perceptible en todo el cuento, ya que el autor dosifica esta idea para que el lector la recuerde. Por ende, ésta es la finalidad del efecto único: impactar al lector con una idea, una imagen o una acción. La brevedad del cuento contribuye a ello, puesto que en un relato largo el efecto único se diluiría entre tramas secundarias y profundización de los personajes. El cuento es el lienzo del efecto único y la brevedad su pincel.

El cuento literario es un subgénero del cuento. A su vez, la cristalización de este género se debe a la gestación del cuento moderno en la prensa periódica a finales del siglo XIX. Periódicos, revistas y almanaques difunden la narrativa breve consolidándola como género literario independiente. La relación del cuento y la prensa es interesante porque la brevedad de este tipo de relatos comprendía uno o dos ejemplares de las publicaciones periódicas. Por tanto, el público podía consumir este producto sin tener que suscribirse a ninguna de estas publicaciones como sí sucedía con las novelas.

En cuanto a los cuentistas, éstos solían ser escritores que son recordados por su producción novelística como Emilia Pardo Bazán, Leopoldo Alas «Clarín» y Jacinto Octavio Picón. Antes de la aparición del cuento moderno, un autor recogía relatos folclóricos, costumbristas, etc. y no era habitual que un autor crease un relato breve con unas pautas que lo delimitasen. A finales del siglo XIX los escritores firman sus cuentos lo cual no era común anteriormente. En cuanto a estas características, cabe considerar las propias del cuento. El cuento moderno no se estructura en capítulos, ya que de este modo se pierde el efecto único del relato. Por su parte, Esteban Gutiérrez Díaz-Bernardo señala que

No siempre este cuento novelístico o moderno escapa de lo folclórico, de lo infantil, de lo ejemplarizador…, convirtiéndose con ello en un género de naturaleza proteica, de borrosos contornos, no solo cercano a la novela corta – de la que frecuentemente resulta imposible de discriminar –, sino también al cuadro de costumbres, y hasta a algunas formas líricas (el poema en prosa) o dramáticas (el cuento dialogado o teatral); pero en el que los teóricos tienden a aceptar los tres rasgos fundamentales que Edgar Allan Poe, uno de los grandes maestros, estableció ya en 1842: brevedad, intensidad y unidad de efecto (Picón, 2011:102).

Este fragmento resalta que el cuento literario no es un subgénero cuyas fronteras sean inamovibles, puesto que puede incluir pinceladas de otros tipos de cuentos. A su vez, el cuento moderno acepta otros formatos de la ficción aparte de la prosa. En ocasiones, estos relatos están construidos de forma epistolar como refleja «El retrato» de Picón o poseen rasgos del cuento fabulístico como «La rosa de oro» de Clarín. Pese a que estos textos tanteen rasgos aparentemente ajenos a los del cuento literario, se pueden considerar cuentos modernos porque están escritos de forma breve, intensa y con efecto único. Por otro lado, un cuento podía publicarse en más de una publicación periódica, como refleja «El indulto» de Pardo Bazán. Este relato se publicó por primera vez en la Revista Ibérica el uno de abril de 1883 (Reina, 1883:1). A su vez, el día siete del mes siguiente La Época lo volvería a publicar (Paredes Núñez, 1979:549). Sin embargo, el gran aporte del cuento literario son los volúmenes de cuentos.

Emilia Pardo Bazán, Leopoldo Alas «Clarín» y Jacinto Octavio Picón son conocidos por su producción novelística. Sin embargo, estos tres autores también cultivaron el género breve. Sus cuentos se publicaron en la prensa periódica. Tras esto, cada autor reunió varios de sus cuentos en volúmenes recopilatorios, ya que otros solo permanecieron en las páginas de los periódicos. Cabe prestar especial atención a su primer volumen de cuentos porque en ellos se refleja la técnica narrativa que caracterizará a cada escritor a la vez que se contempla hasta qué punto cada autor empleaba el efecto único en sus relatos breves.

Emilia Pardo Bazán es la gran cuentista española del siglo XIX, ya que su producción cuentística roza los seiscientos cuentos publicados en la prensa periódica entre 1866 y 1921. A su vez, la autora recopiló gran parte de sus relatos breves en quince volúmenes. No obstante, algunos permanecen en las páginas de las publicaciones periódicas (Pardo Bazán, 2003: XIX – XXI). El primer volumen de cuentos de Pardo Bazán es La dama joven (1885) que reúne: «La dama joven», «Bucólica», «Nieto del Cid», «El indulto», «Fuego a bordo», «El rizo del Nazareno», «La Borgoñona», «Primer amor», «Un diplomático», «Sic transit», «El premio Gordo», «Una pasión», «El príncipe amado» y «La gallega». Pese a que se recopilen relatos breves, este volumen también reúne dos novelas cortas como «La dama joven» y «Bucólica» y el artículo de costumbres «La gallega». Asimismo, no se incluye el primer cuento de la autora «Un matrimonio del siglo XIX», Almanaque, La soberanía nacional (1866) (Pardo Bazán, 1984:271).

En cuanto a Leopoldo Alas «Clarín», se inicia en el relato breve con «Estilicón (vida y muerte de un periodista)», El Solfeo (julio de 1876) (Picón, 2008:44). Tras esto, sus cuentos se publicarán en la prensa periódica asiduamente. A su vez, publicará su primer volumen de cuentos en 1893 bajo el título de El Señor y lo demás, son cuentos. Este tomo recoge los siguientes textos: «El Señor», « ¡Adiós, «Cordera»!», «Cambio de luz», «El centauro», «Rivales», «Protesto», «La yernocracia», « Un viejo verde», «Un cuento futuro», «Un jornalero», «Benedictino», «La ronca» y «La rosa de oro». Del mismo modo que Pardo Bazán, el relato programático que inicia el primer volumen de cuentos de Clarín es una novela corta. Este dato ya lo remarca el autor en el título, ya que todos los relatos salvo «El Señor» son cuentos. Clarín tampoco incluye su primer cuento en este volumen.

Por su parte, Jacinto Octavio Picón publica su primer relato breve a la par que Clarín, ya que «El epitafio del Doctor», apareció en El Globo en febrero de 1876 (Picón, 2008:44). Por otro lado, el mismo año en que Pardo Bazán publicaba La dama joven (1885), Picón recogió trece cuentos junto a su novela corta Juan Vulgar en el volumen de título homónimo. Juan Vulgar (1885) reúne los siguientes relatos: «Juan Vulgar», «Lo ideal», «Se vende», «La lámpara de la fe», «En la puerta del cielo», «El cementerio del diablo», «El retrato», «Después de la batalla», «Eva», «Boda deshecha», «El santo varón», « ¿…..?», «Sabandijas literarias» y «La muerte de un justo».

Picón coincide con Pardo Bazán y Clarín en iniciar su primer volumen de cuentos con una novela corta. Asimismo, ninguno de estos tres autores decide incluir su primer cuento en estas recopilaciones. Probablemente, ambos hechos respondan a que a finales del siglo XIX la novela tenía más éxito que el cuento. Por ello, atraería más al público que el relato programático de un volumen de cuentos fuese una novela corta antes que un relato breve. Aun así, el género breve empieza a asentarse en las letras españolas cuando la novela está en pleno auge.

Bibliografía

PARDO BAZÁN, Emilia, Cuentos: selección, ed. de PAREDES NÚÑEZ, Juan, Taurus, Madrid, 1984.

PARDO BAZÁN, Emilia, Obras completas, vol. VII, ed. de VILLANUEVA, Darío y GONZÁLEZ HERRÁN, José Manuel, Fundación José Antonio de Castro, Madrid, 2003.

PAREDES NÚÑEZ, Juan, Los cuentos de Emilia Pardo Bazán, Universidad de Granada, Granada, 1979.

PICÓN, Jacinto Octavio, Después de la batalla y otros cuentos, ed. de GUTIÉRREZ DÍAZ-BERNARDO, Esteban, Cátedra, Barcelona, 2011.

REINA, Juan, «Sumario», Revista Ibérica, nº1, 01/04/1883.