Huyendo

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La Corona ValencianaEn el Austin blanco que conduce Enric Vidal aparece Anna, una desconocida que le acompañará en su viaje por las carreteras secundarias de montaña que salpican la Comunidad Valenciana en La corona valenciana (Tres i quatre, 1982) de Jaume Fuster. La muchacha será testigo de persecuciones policiales, del acoso de los subordinados de Ferrandis y de cientos de percances que se producen porque Enric lleva en el maletero unas joyas robadas. Por ello, los dos estarán huyendo de todo el mundo y de todas partes para no ser cazados por nadie. En el trayecto predomina una tensión sexual no resuelta entre los dos ocupantes del Austin blanco que correrá por el asfalto mientras resista las balas y los accidentes que sufre por el camino.

El viaje de Enric y Anna tiene un destino que él conoce con claridad y que no se lo revela a su inesperada acompañante porque desconfía de ella debido a las circunstancias en las que se conocen. Una joven hermosa, rubia y que parece extranjera aparece de repente subida en el Austin blanco que conduce Enric como si viniera de ninguna parte. La confianza o no entre estos dos personajes se irá fraguando quilómetro a quilómetro del trayecto que compartirán en el que ella, a modo de guía turística, le muestra a él los recovecos de los pueblos rurales del País Valenciano gracias a carreteras y pueblos escondidos de las grandes conglomeraciones de gente. Dan rodeos con el automóvil porque Enric ha cometido un delito doble, por el que le persigue la policía y los matones de Ferrandis, su antiguo jefe. La incertidumbre de ser cogidos por alguno de los dos junto a la fatiga que acompaña a este hombre hará que su huida sea más asfixiante, más tensa, haciendo que sea más probable cometer errores.

Los descuidos los paga con sangre. Él y la chica paran en un motel para descansar y, con la guardia baja, dos esbirros de su antiguo patrón le muelen a palos por haberles traicionado de la forma tan vil que hizo. De paso maltratan a su acompañante sin que él pueda hacer nada. Su cuerpo no le responde y con una mirada de impotencia observa cómo castigan a Anna, haciendo realidad su gran miedo. A pesar de que sea prácticamente una desconocida, él teme que por estar a su lado ella corra peligro. Los encuentros con los agentes de la ley y con los sicarios que le están dando caza componen escenas de acción frenéticas en las que se narra cómo el más mínimo detalle puede torcer la balanza hacia el lugar al que se dirige Enric o hacia una tumba en la aridez de la zona montaña de la Comunidad Valenciana.

La intriga que acompaña el viaje que emprende la pareja les acompaña de principio a fin de su aventura junto al contenido de las misteriosas bolsas que ocupan el maletero del vehículo cuyo contenido es el causante de todo el caos que precipita contra Enric Vidal y que, de rebote, salpica a Anna, ya que en la posición en la que se halla solo puede elegir entre ser cómplice de este hombre y seguirlo hasta el final o bien entorpecer su cometido ayudando a los que quieren impedir que el plan de Enric triunfe. La duda de qué hará esta muchacha se teje a fuego lento de manera que sus intenciones adquieren un margen de ambigüedad que poco a poco se va aclarando. El ritmo en que se desarrolla el misterio que rodea la lealtad de la joven es el punto más interesante de la novela porque los baches que se cruzan en el camino de Enric cuestionan el papel de Anna.

Una mujer misteriosa y un hombre que ha cometido una falta grave viajan por las tierras valencianas con un equipaje codiciado en La corona valenciana entre una niebla de intriga, persecuciones trepidantes, palizas y desconfianza que marcarán la diferencia entre ganar o perder, vivir o morir.

Jaume Fuster

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