Militarizando la prostitución

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Pantaleón y las visitadorasPantaleón y las visitadoras (Seix Barral, 1973), novela ganadora del Premio Latinoamericano de Literatura en 1975, de Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936) une el deber a la patria con los placeres carnales que las mujeres le prestan a los hombres por un módico precio. En el calor de la selva amazónica los soldados peruanos enloquecen y sus superiores le encargan al capitán Pantaleón Pantoja la misión secreta de dirigir el Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines (SVGPFA) para apaciguar el fuego abrasador de los muchachos. Pantaleón es un miembro ejemplar del ejército que se rige por unos principios éticos inquebrantables. Al llevar a cabo su nuevo cometido, deberá sacrificarlos en nombre del deber, lo cual llenará su vida de mentiras y sexo desenfrenado en una novela donde se combinan diálogos simultáneos entre varios interlocutores a la vez que estos se intercalan con informes militares, diarios, cartas y noticias de periódicos.

El regimiento destinado en la amazonia peruana enloquece debido al calor extremo de la zona y para calmarse violan a todas las féminas que encuentran por su camino. Antes de que estos incidentes empeoren, sus superiores deciden solucionarlos con una medida drástica. Para ello, envían al capitán Pantaleón Pantoja a Iquitos con la tarea de crear un grupo de prostitutas que alimente el hambre de sexo de la milicia logrando así que estos trabajen de forma más eficiente. Junto a su honrada mujer Francisca y su madre Leonor se mudan al nuevo destino de Pantoja. Allí su virtuosismo se enturbia cuando trata con los individuos que le ayudarán a subsanar las quejas de los lugareños contra el deseo desenfrenado de los miembros de la milicia. Influenciado por costumbres y compañías de los bajos fondos, Pantaleón deja de tener una conducta ejemplar como hombre a ser una criatura de la noche con sed por el alcohol y un gran apetito sexual.

La meticulosidad y la obsesión por el orden de Pantaleón transformarán por completo la manera en la que las rameras realizan su trabajo. Cuando él llega a la región donde debe ejecutar las órdenes que le han sido dadas, frecuentará como civil los establecimientos donde se ofrecen bebidas alcohólicas y compañía femenina tomando nota de su sueldo, el tipo de actos sexuales que deben efectuar para elegir el más adecuado en cada caso y establecer un enlace entre las chicas y él a la vez que este intermediario será el encargado de abastecerle de aspirantes para el servicio que Pantaleón está formando. Una vez elegidas las candidatas, estas se distribuirán entre los miembros de las guarniciones para ofrecerles sexo con una duración determinada que calculará Pantaleón mientras lo practica con su esposa. Por ello, el matrimonio Pantoja aumentará la frecuencia en que tienen relaciones sexuales con la finalidad que tiene el marido para mejorar la calidad de las prestaciones que él le ofrece a los soldados que así lo necesiten.

Las integrantes del Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines (SVGPFA) pasan de ser putas que ejercen su oficio sin control en burdeles o por su cuenta a ser miembros de una comunidad femenina en el cuartel dirigido por Pantaleón llamado por algunos Pantilandia. Antes de la implantación del SVGPFA, este lugar en ruinas había sido la sede de varias sectas religiosas hasta que Pantaleón llegó y lo reformó convirtiéndolo en el epicentro de sus operaciones. Allí la especialidad de las damas de compañía pasa de ser algo de ámbito civil para convertirse en un oficio por la patria. La militarización de la prostitución en este grupo no sólo se debe a que trabajen para el ejército sino también en el adiestramiento militar que les da Pantaleón quien no escatima en gastos para garantizar la efectividad de los trabajos de las visitadoras que disponen de uniforme propio, sueldo fijo, horarios estables y tiempo de descanso para que repongan fuerzas.

Aun así, el éxito y la exclusividad de este servicio provoca que la sociedad civil de Iquitos encolerice ante el mutismo que rodea la enigmática instalación militar y quiera saber la verdad sobre este lugar del que apenas existe información a pesar de que se hayan solucionado los altercados de las tropas contra las mujeres de la región. La curiosidad por conocer los detalles de esta área restringida sumada a que los ciudadanos carecen de personal femenino con el que desahogar sus deseos carnales desencadenará el principio del fin del SVGPFA. Por ello, si se revela la misión secreta de Pantaleón su honorabilidad que tanto lo caracterizaba quedaría en entredicho.

Esta historia está contada combinando diferentes estilos narrativos que habitan toda la obra como los diálogos, fragmentos de diarios, cartas, informes militares, notas de prensa, etc. que presentan el relato de forma cohesionada desde distintos formatos textuales. Esta pluralidad de estilos ya es visible en el primer capítulo donde se intercalan tres diálogos. En el primero, los superiores del capitán Pantoja le notifican en qué consistirá su nueva misión y esta da comienzo mientras que en el segundo él mantiene una conversación con su pareja y su madre sobre el desarrollo del nuevo cometido de Pantaleón. En menor medida, aparecen retales de los monólogos que da el hermano Francisco. Por ello, en estas tres intervenciones se vislumbran los tres ejes de la trama que son el SVGPFA, cómo este afecta a la familia de Pantaleón y el fanatismo religioso que crece en la selva del Amazonas. Estos tres núcleos convivirán en los diálogos a la vez que tendrán mayor protagonismo en otros formatos.

La evolución del servicio de visitadoras así como su mejora tendrán más peso en los informes militares que envía Pantaleón Pantoja dirigidos a distintos cargos de las unidades destinadas en la región del Amazonas así como las respuestas de estos a él. En cambio, los miembros del ejército no se comunican mediante cartas, ya que estas sólo las emplean los civiles. La realidad del hogar de Pantaleón donde desconocen las actividades que este desempeña se plasma en una misiva que le envía Francisca a su hermana Chichi cuando llega a Iquitos. Por otro lado, El Sinchi, un locutor de radio de la zona, le escribe una epístola anónima a Pantaleón preguntándole sobre la formación femenina que se rumorea que satisface los deseos de las tropas. Las noticias de varios periódicos que aparecen al final de la obra también son una vía de información para el pueblo a diferencia de los partes militares que son de uso exclusivo de la milicia. El hecho que el autor asigne un tipo de texto a un conjunto de personajes determinado refleja cómo estos se relacionan entre ellos siendo el diálogo la única vía donde todos confluyen.

En Pantaleón y las visitadoras, la prostitución se transforma en una prestación exclusivamente militar a la vez que el Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines que trabaja en la sombra para solventar el apetito sexual de los soldados. El secretismo que rodea estas prácticas sexuales planteará preguntas a la sociedad civil que no quiere ser tratada como si fueran ignorantes.

Mario Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa

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